Pasé un
rato más hablando con la dulce Auri antes de atreverme a invitarla a cenar,
pero resultó más fácil convencerla de lo que había previsto. Ella no había
salido nunca de las inmediaciones, así que hablarle un poco de las grandes
ciudades que he visitado fue suficiente para despertar su interés. Acordamos
vernos esa misma noche en el vestíbulo del hotel, a las ocho en punto. No sabía
en realidad si aquella chica podría aportarme más información de utilidad, pero
tenía que intentarlo, y además era preciosa.
Después
de despedirme y volver al hotel me dispuse a hacer lo que había temido desde
aquella mañana, llamar a Ana. Utilicé para ello uno de los teléfonos
disponibles para los huéspedes, mis dedos marcaron con rapidez su número
personal, que me sabía de memoria, y esperé. Tardó menos de tres segundos en
responder, con aquella voz suya carente de emoción.
–Sí que
has tardado.
–Hola
Ana, yo también me alegro de oírte.
–Ya,
ya. ¿Qué te parece el sitio? ¿Está tan bien como lo recuerdo? Recuerda que
tienes que traerme un informe detallado, necesito toda la información para que
esto me salga rentable... –Es típico de ella hacerme mil preguntas y luego no
escucharme en absoluto.
–Ha
habido un asesinato. –Dejé caer con suavidad, interrumpiendo su retahíla. Hacer
callar a Ana era un proeza extraordinaria, no pude evitar sonreír un poco
pensando en la cara que debía haber puesto. Aguardé unos segundos antes de
continuar, pero ella no dijo nada. –Esta mañana encontraron el cadáver de una chica
en el bosque, por lo que sé la asesinaron anoche y además trabajaba en el
hotel. No sé cómo lo estarán llevando los dueños, pero lo más probable es que,
siendo dueños de un complejo tranquilo y familiar como este, les resulte muy
duro lidiar con la mala publicidad que pueda generar tener a un asesino suelto
por el pueblo, y podemos trabajar con eso.
–Está
bien. –Dijo por fin tras otros largos segundos en silencio, casi podía oír cómo
sus neuronas trabajaban a máximo rendimiento en esa mina de oro que tiene por
cerebro. –Tienes que seguir investigando, entérate de todo lo que puedas, y
llámame mañana. Te conseguiré una entrevista con los dueños, para entonces
tienes que estar preparado. Por lo que sé están apegados al sitio, así que no
va a ser fácil.
–Sí, lo
sé...déjalo en mis manos. Hasta mañana Hilda. –Me despedí.
–Tienes
que dejar de llamarme así. –Fue su respuesta, y después colgó.
Terminada
la llamada me dispuse a trabajar en el informe, y un rato después empecé a
prepararme para mi cita con Auri. A las ocho menos diez estaba ya en el
vestíbulo, recién afeitado y vestido con pantalones negros y un sencillo suéter
gris a juego con mis ojos.
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