domingo, 2 de marzo de 2014

Eric, el empresario

Eran las diez de la mañana cuando por fin, arrastrando mi maleta tras de mí, llegué a ese maldito pueblo alejado de la mano de Dios. Estaba realmente cansado después de mi largo viaje desde Barcelona: un vuelo en avión, un taxi y tres autobuses. Me dolía todo el cuerpo. Soy un chico de ciudad, no me gustan los pueblos, este es el peor sitio al que podrían haberme enviado, y sin embargo aquí estoy. Nada de cobertura, nada de televisión...nada de nada. Van a ser las peores semanas de mi vida.
Sacudo la cabeza mientras avanzo por el camino que lleva a la villa. Huele a hierba y a tierra mojada, y el frío me cala a pesar del caro abrigo que llevo encima. Parece que ha sucedido algo porque noto revuelo y caras sombrías al pasar. Me parece extraño porque había supuesto que todas las personas que viven en sitios como estos van siempre con cara de aburrimiento o con sonrisas amables. Me dirijo al mostrador para identificarme y veo los folletos de actividades: caza, tiro con arco, agricultura, equitación... Voy a echar mucho de menos internet.
El encargado me da mi llave y me indica por dónde ir. Subo hasta mi habitación y deshago con cuidado mi equipaje, perfectamente ordenado dentro de mis maletas.  Lo coloco todo en los armarios vacíos, después de todo pasaran unas largas semanas antes de que pueda volver a guardar mi equipaje. Una vez he acabado me tumbo en la cama, con las manos bajo la cabeza, y respiro profundamente intentando hacerme a la idea.
La verdad es que es culpa mía estar aquí, metí mucho la pata con la última transacción y es la forma que tiene Ana, mi jefa, de castigarme por ello. Perdió una venta por mi culpa, así que me destinó a este sitio horrible para probar todas las actividades, evaluar los complejos e indagar sobre la historia. Por lo visto vino aquí de niña y se quedó prendada, cree que este sitio tiene potencial si lo compra y lo reforma, además con todas las historias siniestras que carga no piensa que le resulte difícil hacerse con él. La verdad es que no se cómo la gente se traga toda esa sarta de mentira, sin ver que es puro marketing.
Así que aquí estoy, después de una carrera y dos másteres, después de tanto esfuerzo, teniendo que hacer un informe detallado sobre un hotel en medio de la nada, y sin cobertura. Al menos no me han despedido, aunque sé que eso es sólo porque esa bruja sabe que soy muy bueno en mi trabajo, y que si fallé la última vez fue sólo porque me dieron una información falsa. De todas formas tengo suerte de seguir con ella, su empresa es millonaria, de las mejores, y no suelen contratar a gente tan joven como yo, así que pienso bordar el informe y volver lo antes posible a mi reconfortante apartamento en Barcelona.
Me doy una larga ducha antes de bajar al vestíbulo con mi portátil. Tomo un puñado de los panfletos informativos del mostrador y me siento en uno de los sillones para empezar a trabajar, observándolo todo con atención.  Poco después capto el fragmento de una conversación a mi derecha.
-Ha aparecido asesinada esta mañana.- Escucho. Luego un grito ahogado, un murmullo que no logro descifrar y pasos que se alejan.

¿Asesinada? Vaya, parece que mi estancia aquí no va a ser tan aburrida después de todo.

No hay comentarios:

Publicar un comentario